Monday, December 26, 2005

Me Caso!


Cómo empezar con esta historia… en realidad es bastante larga, pero en pro del tiempo y del espacio disponible (no es una queja querida editora), me la jugaré con el resumen:

- “Mamá, Papá… ¡me caso!”, ahí fue cuando todo empezó.

Hay cosas que los hombres (como sexo, no como género humano) no sabemos. Ni preguntamos. Y todo lo referente al matrimonio cabe dentro de este saco: preparación, declaración, anillo, fecha, etc. Así que para todos los que aun no han vivido el proceso, les abriré los ojos. Al menos desde mi punto de vista.

No voy a entrar al CUÁNDO, ese tema no esta claro para nadie y no es el objetivo de esta sección dar consejos de “si ya es tiempo”… para eso recomiendo un par de test de la Paula. CÓMO es una pregunta más entretenida: tiene que ser distinto; no hay comentario más frecuente que la forma en que alguien pidió la mano: “los pararon los pacos y él se empezó a agarrar a garabatos, hasta que uno de los carabineros se le acercó a ella con el anillo”, o “estaban en un restaurante y de repente el llegó con una tropa de mariachis”, o “estaban en el cine y en la sinopsis apareció un aviso donde le pedía la mano”.

El COMO definitivamente va a marcar la gran anécdota que vas a contarles a tus hijos (en realidad, ahora que lo pienso, nunca supe como fue entre mis padres). Bueno, en teoría, es la gran anécdota. Pero siempre habrá lugar a la exageración y las hipérboles.

Mi COMO nació en un taxi: tenía que ser fuera de Chile. Decidí sorprenderla con un viaje inesperado, la metería en un avión sin que se diera cuenta… pero ¿a dónde? fácil… no hay lucas así que cerquita: Argentina.

La excusa era perfecta: nos íbamos a Viña con unos amigos, a los que seguiríamos durante el camino, pero en el momento de pasar cerca del aeropuerto, cambiaríamos de destino, develando el gran montaje. Perfecto.

Con mi coartada preparada llegué al depto de mi futura esposa. “mi amor, baja”… “sube tu, estoy un poco atrasada”… GLUP. El avión partía en una hora. Problema 1.
- “ehhhh…. No, ehhhh, baja tu, porque nos están esperando”, no se me ocurrió nada más.
- “llámalo y dile que vamos a llegar más tarde”.
- “No… tu sabes como es él, le carga que lleguemos tarde”, sonó convincente.
- “¿Desde cuando? Ya, ya… bajo en 10”.
- “OK, acuérdate de traer tu carné de identidad”. Ítem importante para viajar.
- “¿Pa qué?” preguntó con justa razón.
- “Por si vamos al casino”. Qué estúpido, en los últimos 10 años que hemos ido al casino nunca nos habían cuestionado la edad, menos ahora con 26.
- “Ok”. Idiota, pero funcionó. Aunque debe haber sido para no seguir discutiendo.

El retrazo de 15 minutos no iba bien. Ya en el auto, a toda velocidad, había perdido a mi coartada. Filo. De pronto… bum… bum… bum. El auto se detuvo. Problema 2: absolutamente en panna en medio de Américo Vespucio y a minutos de perder el avión.
- “Dejemos el auto acá”, dije absolutamente desesperado.
- “¿te volviste loco?… nos vamos mañana a Viña”, obvio.
- “Noooo… es que tenemos que pasar al aeropuerto…”, alcancé a balbucear.
- “¿Por qué?”… nuevamente, con justa razón.
- “Mi jefe me pidió que vaya a buscar un paquete que llegó allá”. Sí sé, absurdo ¿desde cuando los paquetes llegan al aeropuerto? Pero tendrían que estar en esa situación a ver si se les ocurre algo mejor.
- “Yo de aquí no me muevo”. Dijo sentada en el auto con los brazos cruzados…
- “Es que tenemos que ir! Nos está esperando un avión!”, dije sacando los pasajes de la chaqueta para mostrárselos. Plan B.

Hasta ahí llegó cualquier conversación. De ahí en adelante, silencio absoluto. Desesperado me crucé en la calle intentando parar a un taxi. Es impresionante cómo nunca están cuando los necesitas. Al mismo tiempo hablaba con la grúa para que se llevara mi auto, con mi familia para que se hiciera cargo y con la agencia de viajes para que de alguna forma hiciera esperar el avión. Resultado: batería del celular totalmente muerta.

En el taxi seguía el silencio. Realmente la había sorprendido o descolocado. Hasta que…

- “¿y por qué?”. Fue lo único que no pensé. ¿Por que? ¿Por qué? Piensa ¿Por qué?
- “ehhhh… mmmm”
- “¿por mi cumpleaños?”, CLARO, en 4 días era su cumpleaños. Perfecto.
- “Si… obvio… por eso… por que otra razón iba a ser”… Uffff.

En el aeropuerto una señora abre la puerta del taxi llamándonos por nuestros nombres. Hasta yo me sorprendí: una ayudante de abordo nos estaba esperando y ya había hecho los trámites, por lo que pasamos a policía internacional inmediatamente. Problema 3: el detector de metales. Sí, sí, AHORA sé que las joyas pasan sin problema… pero ¿y si me sonaba el anillo que tenía en la chaqueta? “algo que declarar”… estuve tentado a declararme ahí mismo, pero no era lo más romántico y perderíamos el avión.

Dejé el anillo en el bolsillo de la chaqueta y lo pasé por el visor de rayos X. “Señor, señor, no es necesario que se quite la chaqueta. Basta con que saque los objetos metálicos del bolsillo”. Si claro… “sí, creame… es ABSOLUTAMENTE necesario”.

En el avión no me separé de mi chaqueta ni por un segundo. Pensé nuevamente en proponérselo ahí… pero mi aspecto transpirado por efectos del calor con la chaqueta puesta, nuevamente no era el más digno.

Ya en Buenos Aires la cosa cambió. Todo el tiempo con el anillo en el bolsillo esperando el momento perfecto. Era de noche y estábamos en la proa de una barco/casino en pleno Mar del Plata… este sería mi Titanic.

- “Mi amor… en realidad estamos aquí…”, y fuimos bruscamente interrumpidos por un marinerito… “No pueden estar aquí”. Problema 3½ (y medio, porque no fue tan grave como los otros).

El Titanic se hundió. A un día de volver a Santiago, cualquier oportunidad funcionaría. Así que un puente en Puerto Palermo fue el escenario para el traspaso de mis nervios. No me acuerdo que le dije, pero al cabo de unos minutos, mi anillo estaba en su dedo. Ya no era Frodo… había cumplido con mi misión. Ese artefacto redondo de escasos centímetros traía consigo un gran poder. Ahora era ella la que empezaba a sudar y ardía de impaciencia por llegar a Chile.

Mi trabajo estaba hecho. Por ahora el problema era de ella.

2 Comments:

Blogger Sin daños a 3ros said...

No puedo creerlo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Te nos casas?!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Que alegria, elegiste Buenos Aires para pedirlo????? Hay deberias haber pedido ayuda y organizabamos algo o nose....
Bueno en fin, me encanto como lo redactaste en ningun momento me hiciste aburrirme... que alegria que alegria... me mantuviste atenta hasta el final.
Te mando un besote maks!
que estes bien...

6:26 PM  
Blogger Yuyo said...

Jajajajaja lo relataste de una manera increible super real y entretenida...ya sabes como se lo contaras a tus hijos!
Felicitaciones !!!

5:06 PM  

Post a Comment

<< Home